Cuando los agricultores tienen las herramientas adecuadas y se usan de la forma correcta, pueden crear un espacio para mejorar sus conocimientos, cambiar comportamientos y motivar a otros agricultores a sumarse.
Motivar a los agricultores a usar aplicaciones digitales podría parecer una estrategia inusual para acelerar la transición hacia la agroecología. Pero las herramientas digitales tienen un gran potencial para facilitar la conexión entre personas, fomentar el aprendizaje, compartir experiencias y resolver problemas mientras se ensayan nuevas formas de cultivar alimentos. Incluso pueden escalar innovaciones más allá de lo que es posible con los métodos convencionales de asistencia técnica y evaluación de desempeño.
Sin embargo, aplicar efectivamente estas posibilidades digitales no es tan simple como crear herramientas y pedir a los agricultores que las usen. Para que estas soluciones sean inclusivas, empoderadoras y transformadoras, se requieren procesos más complejos de intercambio de conocimientos y cocreación.
“Hemos aprendido que las herramientas digitales realmente pueden empoderar a los agricultores, pero en general siguen siendo promovidas desde procesos de arriba a abajo, liderados por los desarrolladores, por lo que el conocimiento reflejado rara vez es el de los propios agricultores”, señaló Lini Wollenberg, líder de políticas e instituciones para la acción climática en la Alianza de Bioversity International y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT).
“Necesitamos una participación más centrada en los agricultores; necesitamos fomentar la cocreación, no solo en el diseño de las herramientas, sino también en el diseño de las prácticas agrícolas”, continuó. “Y necesitamos mantener la conexión humana para asegurarnos de avanzar junto con estos sistemas de conocimiento”.
Wollenberg compartió estas reflexiones el 8 de mayo de 2025 durante un webinar, en su rol como líder del proyecto de tres años Agroecological TRANSITIONS: Inclusive Digital Tools (IDTP), financiado por la Unión Europea e implementado en el marco de la Plataforma de Asociación Transformadora sobre Agroecología (TPP-Agroecología). En el evento, el equipo del proyecto presentó sus recomendaciones finales y un nuevo marco para fortalecer la agencia de los agricultores en el uso de herramientas digitales y fomentar la inclusión en su rol como cocreadores de prácticas agrícolas sostenibles.
“Podemos estar seguros de que cuando los agricultores enfrentan desafíos, ya están buscando soluciones”, afirmó Mariette McCampbell, especialista en inclusión digital y social. “Así que si queremos desarrollar una herramienta digital para resolver un problema agroecológico, es muy probable que los agricultores puedan aportar ideas clave para esa solución. Y eso no solo lleva a mejores herramientas que integran diversidad y diferentes sistemas tecnológicos, sino que también empodera a las comunidades: se priorizan sus necesidades, intereses, capacidades, conocimientos y prácticas”.
Violaine Laurens, gerente regional de soluciones digitales en Solidaridad Latinoamérica, compartió luego un caso de la Amazonía brasileña, donde esta organización apoya a agricultores en su transición hacia sistemas de producción bajos en carbono y resilientes al clima. Además de ofrecer espacios de aprendizaje presencial para pequeños grupos, Solidaridad codiseñó con los agricultores una aplicación llamada Solis, que proporciona planes de acción personalizados y una comunidad digital de aprendizaje.
“Esta combinación de actividades prácticas en el campo y espacios digitales está pensada para fortalecer la agencia de los agricultores, dándoles un rol activo en el diseño de prácticas, en compartir conocimientos que reflejen su realidad y en aprender de otros”, explicó Laurens.

Sistema Agroforestal en la Amazonía de Brasil. Foto de ©Oswaldo Forte / CIFOR-ICRAF
Como ejemplo, presentó a Irivelton Tavares, embajador de Solis y agricultor local, uno de los primeros en la zona en adoptar el pastoreo rotativo, una práctica que optimiza la productividad de los pastos y reduce la presión sobre los bosques, quien además comparte regularmente videos de sus prácticas en la aplicación. “Los agricultores tienden a confiar mucho más en contenidos producidos por sus pares”, agregó.
Desde Vietnam, Trang Vu, investigadora del Instituto Internacional de Investigación del Arroz (IRRI), presentó el proceso de desarrollo de la herramienta digital FarMoRe, creada con la participación de agricultores locales para ofrecer evaluaciones de desempeño y puntos de referencia en el cultivo sostenible de arroz.
“Uno de los pilares más importantes de nuestro trabajo fue la interacción humana que la herramienta facilita”, explicó Vu. “Las herramientas digitales no deben reemplazar la interacción humana: deberían fortalecerla, generando confianza, incorporando ciencia y ofreciendo información que promueve la cocreación y el diálogo entre distintos actores”.
Durante el último año, la herramienta ha sido utilizada por más de 1300 agricultores y técnicos en las 14 provincias del Delta del Mekong. “Nuestra experiencia en Vietnam resalta una verdad muy poderosa”, concluyó Vu. “Cuando los agricultores tienen las herramientas adecuadas y se usan correctamente, pueden abrir espacios para mejorar sus conocimientos, cambiar comportamientos y motivar a otros agricultores a sumarse”.
En la ronda de preguntas, se abordaron temas como los retos prácticos en el uso de herramientas digitales por parte de los agricultores, la importancia del contacto humano, cómo el uso de dinámicas lúdicas (gamificación) puede atraer y mantener usuarios, la necesidad de incentivos y de alinear las herramientas digitales con programas más amplios de sostenibilidad, y los modelos de negocio más efectivos para sostener estas herramientas.
Viviane Filippi, oficial de programas del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), cerró el evento con reflexiones: “La transformación digital no se trata solo de tecnología; se trata de personas”, señaló.
“Para que las herramientas digitales realmente apoyen a la agroecología, primero debemos hablar de alfabetización digital, de accesibilidad y de cómo estas herramientas deben diseñarse en función de la realidad de los agricultores. La cocreación de conocimiento no es opcional: es esencial”.
Para Wollenberg, también se necesita un mayor respaldo político y financiero para que las prácticas se transformen. “Al final, tenemos que complementar las herramientas digitales con una transición social”, afirmó. “Estas herramientas reflejan el estado actual de la agroecología y de nuestras sociedades. Por eso, el cambio de comportamiento será limitado mientras no contemos con financiamiento y políticas que las respalden y las acompañen”.
Agradecimientos
El programa TRANSITIONS es implementado por la Alianza de Bioversity International y el CIAT, CIFOR-ICRAF, IRRI, IWMI, la TPP Agroecología, y la Universidad de Vermont. Cuenta con el generoso financiamiento de la Unión Europea y es gestionado por el FIDA.
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