Investigadores de Audubon América Latina y el Caribe publicaron un nuevo estudio en la revista Scientific Data, en el cual ponen a disposición del público los registros de ocurrencia validados y los mapas de distribución para 713 especies de aves de interés para la conservación en el Neotrópico. Este esfuerzo ofrece una base científica sólida para fortalecer el desarrollo de futuros modelos de distribución de especies, así como el apoyo de iniciativas de monitoreo y conservación activas como Conserva Aves.
El Neotrópico alberga aproximadamente 4.600 especies de aves, representando cerca del 41% de la diversidad global. A pesar de esta extraordinaria riqueza, la región enfrenta una rápida transformación y degradación de hábitats que ha provocado una preocupante pérdida de biodiversidad. Se estima que cerca del 30% de las especies de aves neotropicales están en declive o han sido clasificadas como en alto riesgo de extinción, según evaluaciones globales y nacionales. Por lo tanto, “establecer esfuerzos estratégicos de conservación para salvaguardar la avifauna del Neotrópico se ha convertido en una prioridad crítica, y para lograrlo es fundamental contar con información de base robusta y confiable”, señala Jhan C. Carrillo-Restrepo, consultor de datos espaciales para Audubon y primer autor del estudio.
Frente a este panorama, contar con información precisa sobre la distribución de las especies es esencial para orientar decisiones de conservación efectivas. Para ello, es indispensable disponer de registros de ocurrencia confiables que sirvan como base para construir mapas de distribución robustos. Con este objetivo, los investigadores aplicaron un riguroso protocolo de identificación de datos considerados atípicos o inciertos provenientes de la plataforma de ciencia ciudadana eBird (Figura 1), validando manualmente más de 50 mil registros (cerca de un cuarto del total finalmente empleado). “Durante más de un año y medio, inspeccionamos manualmente cada registro marcado para revisión, uno a uno, considerando distintas características como la facilidad de identificación de la especie, evidencia fotográfica, grabaciones de audio y descripciones detalladas, así como la experiencia del observador, para así determinar la validez de cada registro”, explica Carrillo-Restrepo. Este esfuerzo sin precedentes permite ahora contar con un conjunto de datos altamente curado para soportar futuros esfuerzos de mapeo de distribución de especies.
Los registros validados sirvieron como base para aplicar un flujo de mapeo geoespacial —previamente publicado por uno de los autores del presente estudio— para construir mapas de Área de Hábitat (AOH, por sus siglas en inglés; Figura 2). “Los mapas de AOH delimitan los hábitats adecuados dentro del rango conocido de cada especie, incorporando su elevación y preferencias de hábitat, lo cual ofrece una aproximación a los espacios que las especies ocupan”, menciona Jorge Velásquez-Tibatá, Director de Ciencia para Audubon Américas y autor senior del estudio.
Añade que “el uso de esta metodología de mapeo transparente permite agilizar la incorporación de comentarios de experto en el proceso de mapeo y facilita las comparaciones con esfuerzos similares liderados por otras organizaciones como BirdLife International”. Como resultado, se obtuvieron mejoras sustanciales respecto a mapas previos utilizando metodologías similares para el 94% de las especies analizadas.
La aplicabilidad de los registros validados y los mapas AOH generados en este estudio es amplia, ya que proporcionan una base sólida para el desarrollo futuro de modelos de distribución de especies, así como para evaluaciones de historia natural, riesgo de extinción, amenazas al hábitat e inversiones estratégicas de conservación. De manera destacada, estos mapas han servido como insumo guía para los análisis de planificación sistemática de la conservación desarrollados para la iniciativa Conserva Aves, la cual está catalizando la creación de más de 100 nuevas áreas protegidas locales en América Latina, cubriendo más de 2 millones de hectáreas.
“Contar con información de alta calidad y validada por expertos es un paso esencial para orientar acciones concretas de conservación en el territorio”, señala Sebastián K. Herzog, Director de Áreas Protegidas para Audubon Américas y coautor del estudio. “Esperamos que este conjunto de datos no solo fortalezca esfuerzos como Conserva Aves, sino que también sirva como un recurso abierto y confiable para gobiernos, organizaciones y comunidades que trabajan por la conservación de las aves y sus hábitats en toda la región”.
“Este trabajo demuestra cómo la unión entre la ciencia ciudadana y la ciencia académica puede generar herramientas poderosas para proteger a las joyas aladas del Neotrópico. Por ende, queremos agradecer profundamente a la comunidad de observadores de aves que han contribuido con sus datos a la plataforma eBird; sin su pasión y compromiso, este esfuerzo no habría sido posible”, señala Daniela Linero-Triana, coautora del estudio.
El conjunto de datos está disponible como un recurso abierto, diseñado para facilitar su uso por parte de científicos, tomadores de decisiones, organizaciones y comunidades que trabajan por la protección de la biodiversidad. “Después de todo, cuando se construye a partir de datos abiertos, lo más sensato es compartir también de forma abierta los resultados” finaliza Velásquez-Tibatá.
Lea el artículo completo de la revista, aquí:
https://www.nature.com/articles/s41597-025-05393-y